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La monja y La pesadilla.

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“Despierta pequeño”… escucho entre sueños una voz suave, femenina, que habla con cariño; abro los ojos en medio de una niebla que me envuelve, camino en la ciudad me encuentro  en una calle, la niebla se disipa rápidamente, no sé cómo llegue aquí; que extraño!, voy descalzo!!; llevo mi ropa normal, pero voy descalzo.

Está lloviendo suavemente, y siento las gotas como llegan a mi rostro al levantar la cara para ver el cielo nublado, las siento como van mojando mi cuerpo y cabeza, siento en mis pies lo frio y mojado del piso, estoy pensando en eso; en lo tranquilizante, en que parece fuera un sueño relajante todo a mi alrededor, la gente caminando, no me presta atención, sonrió disfrutando esto.

Cuando de pronto veo por la calle que viene un carro, casi llegando a donde estoy se revienta una llanta, provocando que pierda el control chocando contra un poste, (que raro… en este momento me doy cuenta que no escucho ningún sonido), me apuro tratando de correr hacia el auto (por lo descalzo no puedo avanzar muy rápido) para ayudar a quien viene en él, al llegar, me congelo un momento al ver que quien acaba de chocar soy yo en el carro, siento que la sangre se me va a los pies cuando quiero abrir el carro para revisarme no puedo tocar el carro, es como si no fuera real; no entiendo que pasa,  me veo ensangrentado y con lesiones en todo el cuerpo, mi teléfono en el asiento del copiloto sonando, veo que es de mi ex esposa, comienzo a gritar pidiendo ayuda, y aunque hay gente que acude, nadie parece verme.

No entiendo que pasa, desesperado levanto la vista y veo que a unos metros del accidente, esta parada una monja, siento la mirada de ella fijamente y al darse cuenta que le miro, se da la vuelta y se comienza a retirar de ahí, corro tras ella; pero al alcanzarla… al tomarla del hombro se voltea y me espanto porque no tiene cara… es como un hoyo negro lo que tiene en medio de la cornette, le suelto del hombro, no tiene rostro pero aun así siento como me mira, siento su mirada, fría, dura, doy unos pasos hacia atrás, envuelto en el terror de lo que estoy viendo, ella saca una de sus manos del habito; es una mano descarnada huesuda,  señalando directamente hacia mí, me comienzo a alejar  espantado de lo que veo, queriendo que sea un maldito sueño, no le quito la vista de encima queriendo correr, alejarme de ella cruzando la calle, cuando de repente vuelvo a escuchar… lo que escucho es el claxon de un camión que va pasando rápido suena a un lado mío, al quitar la mirada de la monja veo el  camión encima de mí, siento el dolor del golpe que me da en mi cuerpo, al mismo tiempo del golpe, escucho la misma voz femenina que me grita “DESPIERTA”…

Despierto sobresaltado en mi cama, con el cuerpo sudando y temblando, queriendo en mi cerebro procesar lo que paso, desesperado volteo hacia todos lados encendiendo la lámpara del cuarto y al momento de encenderla veo a la monja frente a mí, dando un grito y saltando hacia atrás cayendo de la cama, recomponiéndome en un segundo, me levanto buscándole en la habitación y veo que no es real, que estaba solo en la habitación;  salgo a la cocina temblando aun, para tomar un vaso con agua ya que sentía la garganta seca, y me enjuago la cara para ver si aclaraba las ideas, siento que el cuerpo me duele todo. Tratando de calmarme dándome cuenta que todo era un sueño… una maldita pesadilla.

Ese día por la mañana me encontré algo distraído por la pesadilla, pero conforme paso el día lo deje en el olvido, por la noche llegue a casa y después de acostarme, apagando las luces comencé a recordar el sueño de nuevo y batallando para dormir, escuche como si alguien caminara por la habitación así como pequeños susurros, como si alguien rezara, prendí la luz de nuevo no habiendo nadie, acomodándome de nuevo poco a poco deje de pensar en eso y me quede dormido.

Despierta!!... Despierta!!... escuche de nuevo la voz de mujer, cuando abro los ojos me encuentro parado en la calle, es un frio día, veo mi reflejo en el vidrio de una parada de camiones, estoy en camiseta y bóxer, voy descalzo, (no sé porque, pero tome normal el ir descalzo) siento lo frio y mojado del piso en mis pies, siento igual lo frio de la  llovizna que cae,  avanzo despacio entre la gente que no me mira, a nadie parece llamarle la atención que vaya casi sin ropa.

Volteo a todos lados y veo que me encuentro fuera de mi trabajo, estoy en medio de la escalera de trece peldaños que se encuentra a la entrada del edificio, veo que la gente va y viene, nadie me presta atención, volteo hacia la calle, y veo que está estacionado mi carro ahí, donde siempre lo dejo, cerca de él; miro de nuevo a la monja, no alcanzo a ver su rostro pero siento que ella si me mira; y siento un escalofrió recorrerme por recordar lo pasado en la pesadilla de la noche anterior.

Ella levantando un brazo, señala hacia el edificio a donde volteo y miro como salgo casi corriendo con el teléfono en la mano hablando por él, (pienso en lo bizarro que es esto). El (yo) pasa pegado a mí, sin verme; al llegar al carro se guarda el teléfono en la chamarra como siempre; subiéndose al carro y saliendo a toda velocidad tomando las calles sin precaución, veo como se aleja mi carro conducido por mí…

En un parpadeo de pronto estoy en el asiento posterior de mi carro, me veo en el volante manejando, veo como golpea el volante pero no escucho ningún sonido, veo  que quiere meter la mano a la chamarra, en ella lleva el teléfono, queriendo tomarlo se descuida un momento, el carro cae en  un bache, teniendo ya el teléfono en la mano, (de pronto comienzo a escuchar de nuevo todos los sonidos de lo que está sucediendo, el teléfono sonando, mi voz maldiciendo, el sonido del motor, la llanta reventando y todos lo sonido juntos que siento que la cabeza me va a explotar), la llanta se revienta al caer en un bache  y pierde el control del carro chocando contra un poste; Por el impacto suelta el teléfono, con la sacudida del choque salgo expulsado yo  del carro golpeando con mi cuerpo el poste contra el que choco y cayendo al suelo con el hombro, siento el dolor del golpe al caer en frente del carro.

Es tan fuerte la sensación del golpe que me despierto en la cama, dando un grito de dolor;  de nuevo me reviso el cuerpo, mis manos temblando y totalmente sudado… agito la cabeza para centrar mis ideas, y de reojo veo que hay alguien en la habitación, pero cuando volteo al sillón que tengo en la recamara solo veo un bulto… un bulto muy obscuro que alcanzo a observar  en la propia obscuridad de la habitación, tratando de coordinar mis ideas de lo que pasa, escucho una risa tenue pero constante que viene de todas partes, por lo que enciendo la lampara y no hay nadie; me levanto de la cama aun con el cuerpo temblando, al levantarme siento un dolor en la espalda y en el hombro, y acudo al baño para revisarme, teniendo moretones en la espalda y el hombro, recordando la pesadilla, mientras me digo que no es posible, salgo a la cocina y busco en la alacena una botella de whisky que tenía guardado, y sirviendo un poco en un vaso, me quedo un momento viendo el vaso con la botella en la mano, levanto la botella y le doy un gran trago, tapándola tomo el vaso, y me siento en la sala queriendo entender lo que pasa, paso el resto de la madrugada sentado ahí, sin poder dormir…

Ese dia se me notaba la falta de sueño y el agotamiento físico, que en el trabajo me lo hicieron notar, por la mañana suena mi teléfono, era una llamada de mi ex esposa lo que en cierta forma me hizo recordar mi pesadilla, con miedo sosteniendo el teléfono en la mano, sin contestar… el cuerpo me temblaba comenzando a sudar, dejo de sonar y volví a respirar. Volvió a sonar y contestando un poco con la voz temblorosa… con el miedo de lo que pudiera decirme y volviera  realidad lo que había estado soñando por dos días, solo me dijo que tenía que firmar con el notario en la mañana del  día siguiente o que me atuviera a las consecuencias, y colgó.

El resto del día paso sin mayor cosa, por la tarde me fui a tomar unos tragos con unos compañeros y llegue a casa algo tomado, así que no tenía cabeza para pensar en volver a soñar lo mismo, y me acosté quedándome dormido sin más problema…

Despierta!!... ten cuidado, Despierta!!!... escucho entre dormido y despierto, abro los ojos y veo que voy en mi carro, mi cerebro sin alcanzar a captar nada se alerta por la manejada y trato de entender que pasa, avanzo por las calles sin precaución, voy manejando el carro a gran velocidad, nervioso por querer llegar, veo el velocímetro y este marca más de cien km. Por hora.
Voy golpeando el volante porque sé que tengo que llegar, por alguna razón que no recuerdo pero me urge llegar, (supongo que por la llamada de mi ex esposa); queriendo tomar el teléfono que  traigo en la bolsa de la chamarra, -que raro… no escucho ningún sonido-  el carro cae en un bache soltando el teléfono a la vez que se revienta la llanta por el impacto, el teléfono se cae de mi mano...

Tratando de sacar el teléfono de la chamarra, descuido el camino un segundo, cuando de repente volteo al frente y veo que la monja se encuentra en medio de la calle, quiero evitar atropellarla cuando caigo en un bache y  se revienta la llanta, a la vez que suelto el teléfono por la reventada de la llanta me hace perder el control del carro, el teléfono cae en el asiento del copiloto, provocando que choque contra un poste, siento que todo pasa como si fuera una cámara muy lenta al momento de este hecho, volteo hacia la monja extrañado, viéndole sin rostro, siento como puedo ver todo pero no puedo mover más partes del cuerpo solo los ojos y un poco mi cabeza, es un par de segundos solamente, pero esos segundos en que pasa todo lo siento que durara mucho más tiempo…

En mis oídos comienzo a escuchar el crujir de la lámina que se retuerce contra el poste y siento mi cuerpo como se empuja hacia el frente, va avanzando hacia el volante un segundo que ha durado demasiado tiempo, comienzo a impactar contra el volante, me estoy desesperando por no poder controlar esto, es tan fuerte el golpe por la velocidad  que siento como los huesos se comienzan a quebrar, como el aire me comienza a faltar, me siento sofocado, comienzo a sentir las punzadas de dolor en todo el cuerpo por las lesiones que estoy teniendo en esos dos segundos que no terminan, mi vida se está escapando de mi cuerpo, puedo ver como los vidrios se están quebrando y salen disparados unos hacia afuera otros hacia mí, los siento lacerar mi cara y brazos… en mis oídos comienzo a escuchar el claxon del carro sonar. El crujir de las láminas al doblarse y el rechinar de las llantas al frenar, todo junto; un gran dolor, siento como revientan mis costillas en el volante por no traer el cinturón, mis brazos los veo como chocan contra el tablero mi mano izquierda se rompe en el volante, como puedo estar viendo todo esto, que está pasando, siento todo el dolor no ha terminado, no puedo gritar, la monja me está mirando, no veo su cara pero casi adivino que se sonríe…

De pronto despierto en la cama sobresaltado, jalando aire como si no estuviese respirando, tengo el cuerpo sudando, sentándome en la cama, todo el cuerpo me duele, me siento roto por dentro, respirando agitadamente, viendo mis manos que están temblando, revisando mi cuerpo, siento contusiones, comienzo a sangrar por la boca y por la nariz, mientras escucho de nuevo la risa cada vez más fuerte y estridente, así como los rezos, ahora si los escucho fuerte. Mi cerebro no logra concentrarse, pienso en que todo era un sueño, volteando a todos lados de la habitación semi obscura, en uno de los rincones alcanzo a ver de reojo que había una sombra grande, quiero coordinar… quitar este dolor que tengo en el cuerpo, siento que en realidad hubiera chocado, me acerco al apagador a encender la lampara y al momento de encenderla veo por el rabillo del ojo que la sombra se abalanza rápido sobre mí, con la luz encendida volteo viendo que es la monja que le alcanzo a ver por primera vez el rostro; deforme, descarnado, con la boca abierta, saliendo gusanos de ella; pedazos de piel y carne colgando. El hábito ensangrentado mientras emito un grito de terror, siento que me duele el pecho, un dolor fuerte, lacerante, me falta el aire, no puedo respirar, mis ojos abiertos al máximo por el terror, viendo como la monja se convirtió en un demonio…

Todo es calma, pareciera que no ha pasado nada, voy caminando descalzo de nuevo, por una acera en el parque frente al trabajo, una suave brisa de lluvia está cayendo, avanzo despacio paso a paso, disfrutando este bello día gris, escucho todos los sonidos, volteo hacia la derecha y me veo que voy saliendo de la oficina a la carrera, subiendo al carro y saliendo a toda velocidad, sin ponerme el cinturón, sin precaución.

En mi cabeza ahora sé que es un sueño, que no pasara nada, sigo caminando y encuentro una monja que esta agachada en el parque, siento que el corazón se me detiene un segundo, ella se levanta y veo su rostro amable lleno de amor, que me mira y sonríe haciendo un ademan con su mano (normal) para que me acerque a ella, acercándome.

Me toma del brazo y comenzamos a caminar sin mediar palabra, escucho a lo lejos el golpe de un choque y me sobresalto, ella apretando un poco mi brazo, yo volteo hacia ella y escucho que me dice: “Tranquilo, hay cosas que son inevitables, y esto es una de ellas…”

Vamos por el parque y de pronto una niebla nos envuelve, avanzando en medio de la niebla, ella me dice “es tiempo de partir…” mientras señala al frente, volteo y estamos en mi habitación donde hay varias personas que están revisando todo, mi cuerpo con una expresión de terror, con la camiseta y en bóxer acostado en la cama, escucho a una persona con bata blanca decir: “es la primera vez que veo que alguien muera de un paro cardíaco por miedo, solo de ver su expresión lo deduzco, no me gustaría encontrarme lo que lo asusto así, al grado de matarlo…” en la puerta de la habitación mi ex esposa llorando con un oficial diciendo que como no fui a el notario a donde teníamos que ir a firmar lo de la casa, ella después de llamarme fue a buscarme encontrándome así.

Volteando hacia la monja veo como ella cambia de forma sus hábitos de monja los que se convirtieron en ropas de la muerte quien tomando mi brazo y sacudiendo su guadaña dijo con una voz cadavérica: “tu tiempo ha terminado”, partiendo con ella hacia la eternidad…
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